Las Saturnales eran las fiestas en honor a Saturno, dios de
la agricultura y la cosecha. Oficialmente se celebraban el día de la
consagración del templo de Saturno en el Foro Romano, el 17 de diciembre, con
sacrificios y un banquete público festivo. El
templo de Saturno, el más viejo del que tenían constancia los romanos, era
decorado con vistas a estas fiestas; los pies de la estatua de Saturno estaban atados
con hilos de lana, los cuales se soltaban en la Saturnalia para
simbolizar la liberación del dios. Tras el sacrificio en el templo había un
banquete público, según Livio introducido en el 217 a.C. para distraer al
pueblo de los desastres de la Segunda Guerra Púnica. Posiblemente, en el
interior del templo se desarrollase un lectisternium, un banquete
sagrado ante la imagen del dios, como si este fuera un invitado más. Tras
las celebraciones, según Macrobio (I.10.18), los participantes gritaban Io,
Saturnalia con gran fuerza y alegría. Pero esta fiesta era tan apreciada
por el pueblo, que de forma no oficial se festejaba a lo largo de siete días,
del 17 al 23 de diciembre.
En un origen las saturnales fueron la fiesta de la
finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la
siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia
campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del
esfuerzo cotidiano.
Las mismas escuelas, que
en otras ocasiones no prestaban atención alguna a las numerosísimas fiestas del
calendario romano, cerraban sus puertas en estas fechas. Lo que de ordinario
estaba prohibido, se autorizaba en estos días locos. Las leyes contra el lujo
permitían en las Saturnales gastar en comidas una cantidad mayor que en los
días corrientes y quien no aprovechaba la oportunidad para cogerse una melopea
resultaba desagradablemente llamativo. Pero, en especial, en el interior de la
familia se eliminaban todas las barreras que separaban al esclavo del hombre
libre, por ello se llamaron también "fiesta de los esclavos". Sabemos
que en las Saturnales el esclavo tenía licencia para "dar la vuelta a la
tortilla" y decir a su señor verdades incómodas. El mundo quedaba patas
arriba y podía ocurrir que los señores sirvieran a sus propios
esclavos.
Los juegos de azar quedaban permitidos, se suspendían juicios
y ejecuciones e incluso se liberaba a algunos presos, los cuales
ofrecían a Saturno sus cadenas como ofrenda.
En las Saturnales se jugaba al mundo al revés y se
caricaturizaban leyes y cargos públicos. La dignidad de rey de las Saturnales,
que presidía aquel enloquecido ajetreo provisto de la autoridad suprema, se
echaba a suertes.
Pero las Saturnales no eran sólo el
carnaval de los romanos; en muchos aspectos se parecían, por ejemplo, a la
costumbre de encender velas y hacerse regalos, a nuestra fiestas populares de Navidad. En un principio era
habitual regalarse velas y muñecos de barro -donativos rituales en origen, cuyo
sentido es muy debatido. Luego, en parte por influencia griega, fue común
agradecer con alguna pequeña atención o con un regalo en dinero a los amigos y
a todas las personas a quienes se debía algo por algún servicio prestado. Las
Saturnales tenían también en este sentido sus propias perfidias: nadie estaba a
salvo de convertirse en víctima de algún regalo bromista y muy calculado.
El
calendario de Fiocalo (del año 336 d.C.) nos muestra, entre otros motivos, una
mesa de juego con dados y cubilete y debajo la siguiente inscripción:
"Ahora, esclavo doméstico, puedes echar una partidita con tu señor"
Enlaces
con propuestas didácticas en relación con las Saturnalias: recetas,
talleres de sigillaria, textos relacionados con las Saturnalias etc...
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