El
griego pertenece a las lenguas
indoeuropeas,
término que se emplea para designar a un amplio grupo de lenguas
cuyo antepasado común, el indoeuropeo, es una lengua reconstruida,
de la que no se han encontrado restos escritos.
Dentro
de las lenguas indoeuropeas, el griego presenta los testimonios
escritos más antiguos, tanto en lengua no literaria (tablillas
micénicas del siglo XIV a. C.), como en lengua literaria (poemas
homéricos, del siglo VIII a. C.).
La
existencia del indoeuropeo fue deducida por lingüistas, al observar
similitudes entre las lenguas emparentadas.
Las tribus que hablaban el indoeuropeo se extendieron en todas direcciones, hasta llegar por el este a la India y por el oeste a la península Ibérica y las islas Británicas. Salvo algunas excepciones, como el euskera, todas las lenguas de Europa proceden de este tronco lingüístico común.
Los
hablantes del griego antiguo se establecieron en la península
Balcánica aproximadamente al principio del segundo milenio a. C.
El
testimonio más antiguo de la lengua griega es el micénico,
la lengua de los héroes de la guerra de Troya, que se descubrió en
unas tablillas de barro en los palacios micénicos. Se trata de la
escritura conocida como Lineal
B,
y es una escritura silábica, cuyo origen hay que situarlo en la isla
de Creta. Entre
los siglos X y VIII a. C.
los griegos tomaron el alfabeto de la costa fenicia.
La mayor innovación que en este alfabeto introdujeron los griegos
fue la creación de las vocales, inexistentes en fenicio por ser una
lengua semítica, pero necesarias para una lengua indoeuropea como el
griego. Para crear los signos vocálicos los griegos utilizaron los
signos correspondientes a algunas consonantes fenicias desconocidas
en su lengua. También inventaron algunas letras que añadieron al final del alfabeto.
Máscara de Agamenón |
Los dialectos griegos
Los
datos de las inscripciones y de los textos literarios muestran que en
época clásica la lengua griega consistía en una serie de
dialectos. Las diferencias entre ellos, lo suficientemente pequeñas
para permitir a cada ciudad griega entenderse con las otras, reflejan
el movimiento de los pueblos griegos en épocas remotas.
Los
dialectos de Grecia en época clásica se desglosan en dos grandes
bloques, griego occidental y griego oriental, que a su vez se
subdividen: el griego occidental comprende el griego del noroeste y
el dorio; el griego oriental se subdivide en jonio, eolio y
arcadochipriota.
La
unificación política de Grecia que comenzó bajo el reinado de
Filipo II de Macedonia (359-336 a. C.) produjo la decadencia de los
dialectos y el ascenso de un nuevo griego homogéneo, la koiné.
Su base fue el ático, y se extendió con las conquistas de Alejandro
Magno a través de todo el Imperio.
Imperio Alejandro Magno |
Del
griego medieval o bizantino al griego moderno
Desde
que Constantino
trasladó la capital del Imperio Romano a Constantinopla,
en el año 330,
hasta la conquista de esta ciudad por los turcos en 1453,
el centro del poder político y cultural helenístico pasa a esta
ciudad, situada a orillas del Bósforo. La ciudad de Constantino, se
convirtió pronto en una gran metrópoli, capital de un Imperio que
se sigue llamando Romano, aun cuando después de Teodosio ya no sea
el centro de todo el Imperio, sino tan sólo de la mitad oriental.
Pero el Imperio Romano de Oriente va a sobrevivir diez siglos a la
caída de la antigua Roma, arrasada por Alarico en el 410, y a la
destrucción del Imperio de Occidente, cuyo último emperador es
depuesto por los bárbaros en 476.
En
esa larga etapa histórica de tantos siglos, el Imperio de Bizancio
conoce épocas de esplendor y una tormentosa agonía. Sus fronteras
van reduciéndose, sus relaciones con el mundo latino son difíciles,
su Iglesia ortodoxa se escinde de la de Roma, Constantinopla sufre
los horrores de de la conquista en la cuarta cruzada en 1204,
pero sigue siendo el baluarte de una civilización y el centro que
conserva la tradición, y especialmente los textos clásicos
antiguos.
Después
de la caída de Constantinopla, esos textos llegarán a Occidente a
través de Italia y darán como fruto el Renacimiento. Durante muchos
siglos en el Occidente bárbaro se ignora el griego, mientras que
éste pervive como lengua del mundo bizantino. Es
el griego medieval o bizantino, la lengua de Bizancio.
Al
ser Constantinopla tomada por los turcos, ya no quedó ningún poder
político o un Estado que protegiera la lengua. Estambul
fue entonces una espléndida capital otomana, de lengua turca. Los
griegos estuvieron sometidos al Imperio Turco hasta bien entrado el
siglo XIX. Ellos siguieron hablando griego en un país empobrecido,
mientras que de la prestigiosa civilización del mundo antiguo
persistían en la antigua Hélade tan sólo las ruinas que
descubrirán los viajeros románticos.
En
esos siglos, del siglo XV al XX, el
humanismo recupera
en Occidente los textos clásicos, que se copian y estudian con
fervor, primero en Italia y luego en otros países. Renace el
conocimiento del griego clásico a partir de los manuscritos traídos
por los sabios escapados de Bizancio, que se traducen y editan, se
comentan y sirven de estímulo a toda la cultura del Renacimiento y
luego de la Ilustración, y a partir de ahí surgen los estudios
filológicos sobre la Grecia clásica y el helenismo, que culminan en
las universidades de Europa de los últimos siglos.
Hasta
el siglo XX, sin
embargo, no vuelve a ser considerado el griego hablado como un idioma
oficial, el de la nueva Grecia libre. Se restaura entonces la cultura
griega y el uso de la lengua después de esos siglos en que fue ante
todo de uso furtivo, coloquial y muy poco escrita.
Este
idioma se ha enfrentado con algunos problemas para definir ciertos
usos de la norma escrita, ya que ha tenido que elegir entre las
presiones conservadoras de los partidarios de una escritura más
arcaica, la "purificada" o kathareúsa, y las de los más
modernos, partidarios de la popular, la dimotikí, que han acabado
imponiendo sus criterios.
Léxico:
aproximadamente un tercio del vocabulario se conserva igual que en
griego clásico, otro tercio ha sufrido sólo leves modificaciones, y
el tercio restante es nuevo o tomado del turco y de las lenguas
modernas.
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