domingo, 16 de septiembre de 2018

Historia lengua griega

El griego pertenece a las lenguas indoeuropeas, término que se emplea para designar a un amplio grupo de lenguas cuyo antepasado común, el indoeuropeo, es una lengua reconstruida, de la que no se han encontrado restos escritos. 
Dentro de las lenguas indoeuropeas, el griego presenta los testimonios escritos más antiguos, tanto en lengua no literaria (tablillas micénicas del siglo XIV a. C.), como en lengua literaria (poemas homéricos, del siglo VIII a. C.).
La existencia del indoeuropeo fue deducida por lingüistas, al observar similitudes entre las lenguas emparentadas. 


Las tribus que hablaban el indoeuropeo se extendieron en todas direcciones, hasta llegar por el este a la India y por el oeste a la península Ibérica y las islas Británicas. Salvo algunas excepciones, como el euskera, todas las lenguas de Europa proceden de este tronco lingüístico común.
Los hablantes del griego antiguo se establecieron en la península Balcánica aproximadamente al principio del segundo milenio a. C.
 El testimonio más antiguo de la lengua griega es el micénico, la lengua de los héroes de la guerra de Troya, que se descubrió en unas tablillas de barro en los palacios micénicos. Se trata de la escritura conocida como Lineal B, y es una escritura silábica, cuyo origen hay que situarlo en la isla de Creta. Entre los siglos X y VIII a. C. los griegos tomaron el alfabeto de la costa fenicia. La mayor innovación que en este alfabeto introdujeron los griegos fue la creación de las vocales, inexistentes en fenicio por ser una lengua semítica, pero necesarias para una lengua indoeuropea como el griego. Para crear los signos vocálicos los griegos utilizaron los signos correspondientes a algunas consonantes fenicias desconocidas en su lengua. También inventaron algunas letras que añadieron al final del alfabeto.



Máscara de Agamenón
Los dialectos griegos
Los datos de las inscripciones y de los textos literarios muestran que en época clásica la lengua griega consistía en una serie de dialectos. Las diferencias entre ellos, lo suficientemente pequeñas para permitir a cada ciudad griega entenderse con las otras, reflejan el movimiento de los pueblos griegos en épocas remotas.
Los dialectos de Grecia en época clásica se desglosan en dos grandes bloques, griego occidental y griego oriental, que a su vez se subdividen: el griego occidental comprende el griego del noroeste y el dorio; el griego oriental se subdivide en jonio, eolio y arcadochipriota.
 


La unificación política de Grecia que comenzó bajo el reinado de Filipo II de Macedonia (359-336 a. C.) produjo la decadencia de los dialectos y el ascenso de un nuevo griego homogéneo, la koiné. Su base fue el ático, y se extendió con las conquistas de Alejandro Magno a través de todo el Imperio.






Imperio Alejandro Magno

Del griego medieval o bizantino al griego moderno

Desde que Constantino trasladó la capital del Imperio  Romano a Constantinopla, en el año 330, hasta la conquista de esta ciudad por los turcos en 1453, el centro del poder político y cultural helenístico pasa a esta ciudad, situada a orillas del Bósforo. La ciudad de Constantino, se convirtió pronto en una gran metrópoli, capital de un Imperio que se sigue llamando Romano, aun cuando después de Teodosio ya no sea el centro de todo el Imperio, sino tan sólo de la mitad oriental. Pero el Imperio Romano de Oriente va a sobrevivir diez siglos a la caída de la antigua Roma, arrasada por Alarico en el 410, y a la destrucción del Imperio de Occidente, cuyo último emperador es depuesto por los bárbaros en 476.

En esa larga etapa histórica de tantos siglos, el Imperio de Bizancio conoce épocas de esplendor y una tormentosa agonía. Sus fronteras van reduciéndose, sus relaciones con el mundo latino son difíciles, su Iglesia ortodoxa se escinde de la de Roma, Constantinopla sufre los horrores de de la conquista en la cuarta cruzada en 1204, pero sigue siendo el baluarte de una civilización y el centro que conserva la tradición, y especialmente los textos clásicos antiguos.

Después de la caída de Constantinopla, esos textos llegarán a Occidente a través de Italia y darán como fruto el Renacimiento. Durante muchos siglos en el Occidente bárbaro se ignora el griego, mientras que éste pervive como lengua del mundo bizantino. Es el griego medieval o bizantino, la lengua de Bizancio.




Al ser Constantinopla tomada por los turcos, ya no quedó ningún poder político o un Estado que protegiera la lengua. Estambul fue entonces una espléndida capital otomana, de lengua turca. Los griegos estuvieron sometidos al Imperio Turco hasta bien entrado el siglo XIX. Ellos siguieron hablando griego en un país empobrecido, mientras que de la prestigiosa civilización del mundo antiguo persistían en la antigua Hélade tan sólo las ruinas que descubrirán los viajeros románticos.

En esos siglos, del siglo XV al XX, el humanismo recupera en Occidente los textos clásicos, que se copian y estudian con fervor, primero en Italia y luego en otros países. Renace el conocimiento del griego clásico a partir de los manuscritos traídos por los sabios escapados de Bizancio, que se traducen y editan, se comentan y sirven de estímulo a toda la cultura del Renacimiento y luego de la Ilustración, y a partir de ahí surgen los estudios filológicos sobre la Grecia clásica y el helenismo, que culminan en las universidades de Europa de los últimos siglos.

Hasta el siglo XX, sin embargo, no vuelve a ser considerado el griego hablado como un idioma oficial, el de la nueva Grecia libre. Se restaura entonces la cultura griega y el uso de la lengua después de esos siglos en que fue ante todo de uso furtivo, coloquial y muy poco escrita.

Este idioma se ha enfrentado con algunos problemas para definir ciertos usos de la norma escrita, ya que ha tenido que elegir entre las presiones conservadoras de los partidarios de una escritura más arcaica, la "purificada" o kathareúsa, y las de los más modernos, partidarios de la popular, la dimotikí, que han acabado imponiendo sus criterios.   Léxico: aproximadamente un tercio del vocabulario se conserva igual que en griego clásico, otro tercio ha sufrido sólo leves modificaciones, y el tercio restante es nuevo o tomado del turco y de las lenguas modernas.






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