domingo, 8 de febrero de 2015

Lavatrinae o latrinae



Las Domus tenían su propio baño con unas fosas cubiertas con una placa con agujeros e incluso agua corriente. Las letrinas solían estar cerca de la cocina y así el agua sobrante de fregar desaguaba la letrina y sacaba los desperdicios a la calle llegando a la red de alcantarillado.
Los romanos también contaban con letrinas públicas o Foricae. Eran salas cuadradas o rectangulares con un banco adosado a la pared con orificios.
En el suelo tenían unos canalillos inclinados para que el agua corriera de manera constante y también contaban con papel higiénico que consistía en esponjas marinas insertadas en mangos de madera con las que se lavaban.
Era común mandar a sentarse a los esclavos en las letrinas para que la piedra estuviese caliente para el amo.
Estas letrinas eran utilizadas como espacio de encuentro donde charlar y ponerse al día de todas la noticias que acaecían en la ciudad.
Se cuidaba muchísimo la limpieza de las instalaciones por lo que se abonaba por su uso una cantidad de dinero destinada a su mantenimiento.





 

En Roma los orinales recibían el nombre de Lasanum. En la vía pública se podían encontrar  ánforas destinadas a recoger la orina humana, particularmente junto a tintorerias y fullonicas, lavanderías que hacían uso intensivo del líquido.
Letrina de una domus



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